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LOS 3 CERDITOS ó LA INOCENCIA CATASTRÓFICA

 

Por Isaac Torres

Mi paso por el festival “El lugar sin límites” de Madrid que se celebra, en parte, en el Teatro Valle Inclán, ha sido una experiencia catártica sobre la inocencia.
 

Ha sido una fábula: uno de esos cuentos de animalitos para niñxs con una doctrina moralista terrorífica.
 

Todo empezó construyendo una casa de pajas. 
Literal. 
Una casa endeble, frágil, volátil. Una casa horizontal creada desde la inocencia de creer que el trabajo artístico estaba valorado en una sociedad nueva, alegre, llena de festivales y drogas y sexo libre.
Pero esta casa se desmoronó enseguida, el lobo/loba sopló nada más ver nuestra intencionalidad de montar algo fuerte y resistente. Sopló y además meó alto, muy alto para marcar territorio.

Pero bueno, se veía venir. Eso nos pasa por intentar montar una casa de pajas en el epicentro del despropósito.
Lo acepté, aceptamos el reto, y comenzamos a montar una casa de madera con la idea de que fuera más estable, más fuerte.

 

Sumemos:
justo la semana anterior de asentar La Casa, de Aitana Cordero, se publica el vídeo “Patria” del Salón erótico de Barcelona. En ese vídeo se ataca a la hipocresía de España en tanto en cuanto a la pornografía se refiere. Referencias claras, básicas e inocentes, sin ahondar mucho más en aquellos sectores que realmente hacen daño a la pornografía en concreto, y al arte en general.
Justo cuando se estrena ese vídeo, realizado por las mismas personas que el año pasado me amenazaron por intentar montar un festival sexual en Valencia, esas mismas personas que me preguntaban que “quiénes eran mis chicas” con un tono proxeneta muy evidente, que me tachaban de usurpador, de ladrón; esas mismas personas y esa misma semana y “amparado” por el festival “El lugar sin límites” y por un teatro como el CDN, me di cuenta de lo sádica que es la palabra “inocencia”:
una de las acciones de la pieza, dos masturbaciones masculinas que acababan en eyaculación sin pasar por la erección, unas eyaculaciones controladas en un trocito de madera, dieron pie a que, por orden de “nadie sabe quién”, nos exigieran pruebas de VIH para poder seguir adelante con el proyecto.

 

Sólo de VIH.
 

Nos negamos, claro.

Todas.

Pero ahí no acaba todo. Al finalizar el ensayo siguiente nos tenían preparados unos cartelitos muy monos que ponía:
RIESGO BIOLÓGICO. NO TOCAR EXCEPTO PERSONAL AUTORIZADO
y unos plásticos negros para cubrir los objetos que utilizábamos. Nadie, repito, nadie podía tocar absolutamente nada de la escenografía dónde, teóricamente, mi compañero y yo eyaculábamos.

 

No voy a entrar en el nivel de patetismo y desconocimiento que tienen muchas personas con respecto al VIH y su contagio. Pero sí añadir que, durante la recogida del espectáculo de Ivo Dimchev, también en el CDN, la semana anterior al estreno de La Casa, algunxs trabajadorxs de ese teatro recogían los focos con mascarillas (de estas de tela de enfermero, las que venden en farmacias).

La casa de madera se desmoronó. Se cayó a pedazos. Y varias vigas me dieron bien fuerte en la cabeza. Tan fuerte que me crearon una lesión de la última cervical con la primera dorsal que aún arrastro.
Me costó, y mucho, seguir adelante con el proyecto. Cada día que llegaba al ensayo veía el cartel de RIESGO BIOLÓGICO apoyado en la escenografía, y las casas y el mundo se me caían encima.

 

Con el fin de informar y no herir (más) la sensibilidad de ciertas personas (o entidades abstractas), llevé unos panfletos de un centro social donde explicaba cómo el virus de VIH muere a los 5 segundos de entrar en contacto con el aire, al igual que muchos otros virus, bacterias y “peligros” posibles del semen y la sangre.

Los folletos también tardaron 5 segundos en desaparecer.
 

Nos quedamos con el culo al aire, sin defensas. Con un síndrome de inmuno deficiencia adquirido por “no se sabe quién” gigantesco. Nadie sabía nada, todo el mundo estaba con nosotras, el buenrollismo se respiraba por los pasillos. Y el fantasma que me/nos señaló de RIESGO BIOLÓGICO se volvió abstracto.

Al igual que las pollas que lo señalaron.
Al igual que los coños que lo señalaron.
Al igual que el patriarcado y el feminismo-patriarcal: abstracto.
Al igual que el lobo/loba de la fábula.

 

Y entonces me di cuenta: mi paso por el CDN me demostró que EL SEMEN AJENO ES ANTIPATRIARCAL Y ANTI FEMINISTA-PATRIARCAL.

Yo no soy inocente, soy culpable por llevar a cabo ciertos actos y tengo que acarrear con sus consecuencias.

Mea Culpa.

Lo acepto ahora, pero no lo acepté en su momento. Debería haber pedido responsabilidades, respuestas, y que quitaran esos cartelitos tan hirientes para seguir con la realización del espectáculo.

Pero no fue así.
La inocencia global me desorientó y no supe reaccionar a tiempo.

Mea Culpa. 
 

Pero aviso: a la próxima no me volvéis a pillar.
 

Vuestras consecuencias no son externas a vosotrxs, vuestra inocencia es de cuento infantil, al igual que vuestros ataques y escudos. 
Al igual que vuestros proyectos audiovisuales para atraer masas y malas impresiones.
Al igual que vuestros estratos y estatutos laborales, y vuestros convenios y sindicatos. Sin-dicatos.
Al igual que vuestras ideas de trofeos, CV y medallitas de corbata.
Todo es de una inocencia sádica aterradora.

 

Ahora, después de haber dejado la casa de madera derruida, después de haber llorado y enfermado y de heredar una lesión en el cuello, después de todo esto, digo, me voy a meter en mi casa de ladrillo a esperar a que el lobo/loba intente entrar por la chimenea.

Pero no le esperaré con una olla de aceite hirviendo. No. A este lobo/loba le esperaré con un arsenal de dildos y suspensorios, y Poppers, y esposas y fustas. Le esperaré desnudo, con un arnés de cuero y un tarro de lubricante para practicar fistfucking. Y este lobo/loba no podrá salir de mi casa de ladrillo hasta que no le deje el ojete bien dilatadito, y el recto más recto aún, casi tanto como mi antebrazo. Entonces este lobo/loba sabrá lo que es eyacular sin erección ni placer, entenderá la consecuencia de la inocencia, del patriarcado, del feminismo-patriarcal, de las normas y de las instituciones artísticas castradoras. Y se volverá a su casa de pajas a protegerse de “personas-riesgo-biológico” como nosotras.
 

Porque en el fondo, y esto es lo que me abraza, somos peligrosas y dañinos para esas estructuras tan abstractas, herméticas y meramente estéticas como son las burbujas institucionales europeas.
 

 

Nota: acabar este artículo escuchando el tema electrónico “Destroyer” del artista Audion.

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